Artículo de la presidenta de Confebask, Tamara Yagüe, para el periódico Empresa XXI
2024-11-15
Se trata de una de las preocupaciones que más ha crecido entre las empresas vascas en los últimos años. Y muy recientemente acabamos de celebrar un acto monográfico para situar este problema en el foco de la atención pública. Me refiero a los altos índices de absentismo laboral que padecemos en Euskadi desde hace décadas, muy superior a los de las economías de nuestro entorno, y que afecta gravemente a la salud de las personas, así como a la competitividad de las empresas.
No entendemos qué está pasando. No sabemos por qué en Euskadi, las personas enferman más que en otros sitios, ni por qué tardan más en recuperarse y en incorporarse a su puesto de trabajo. El objetivo de la jornada organizada por Confebask en colaboración con nuestras organizaciones territoriales – Adegi, Cebek y Sea- era situar este problema en el centro de un debate a gran escala. Y creo que lo hemos conseguido.
Por primera vez en muchos años, esta cuestión ocupa portadas en los medios de comunicación y en las agendas de las instituciones públicas. Nuestra intención no es buscar culpables, sólo nos mueve hallar soluciones.
Lo que pretendemos es reflexionar sobre el porqué de unas ratios que, año tras año, ocupan el pódium en el Estado, con un coste directo ‘milmillonario’ para las empresas vascas y para las instituciones públicas.
La solución no pasa por cerrar los ojos. Todos los involucrados debemos reconocer que existe un problema con dos consecuencias graves: de una parte, la propia salud de los trabajadores y, de otra, la competitividad de nuestras empresas. Elaboremos, pues, un diagnóstico común y pongámonos manos a la obra. Nos va a llevar tiempo, pero los beneficios son claros.
Descubrir las causas del absentismo y ponerle soluciones nos llevará a una curación más rápida y satisfactoria de las personas en baja laboral. Sin duda, lo más importante. Pero, asimismo, generará un importante retorno para las propias empresas - porque su competitividad no se verá mermada -, para las instituciones públicas – porque el ahorro será importante-, y para el conjunto de la sociedad – porque el estado del bienestar saldrá reforzado gracias a empresas más productivas con más empleo-. En definitiva, reducir el absentismo laboral es un objetivo estratégico para TODOS. Y constituye uno de los dos desafíos más importantes que tenemos a corto plazo.
El otro reto a corto tiene que ver con la reforma fiscal. Parece que, por lo menos en alguna de las diputaciones forales, esa reforma se pospone al año que viene. Vamos tarde.
En nuestra última propuesta fiscal, advertíamos de la importancia de abordar una reforma con un propósito claro: aprovechar las competencias que nos da el Concierto Económico para reforzar la competitividad regional y acelerar el crecimiento económico de Euskadi. Y todo desde una propuesta razonada y razonable, que en ningún caso supone hacer un ‘roto’ ni a la recaudación ni al necesario gasto social.
Con relación a este tema, para la presentación a instituciones, partidos políticos en Euskadi y opinión pública en general, hemos acuñado el término ‘invertir en fiscalidad’. De la misma manera que una empresa detrae parte de sus beneficios para invertir en investigación, maquinaria, etc… y mejorar así su competitividad, creemos que ha llegado el momento de ‘invertir en fiscalidad’ para promover la actividad empresarial en Euskadi con el mismo objetivo: crecer más y mejor.
No es que queramos pagar menos. Somos conscientes de la aportación vital que hacemos a nuestro estado del bienestar. Lo que pedimos es que haya más incentivos a la reinversión de nuestros beneficios, convencidos de que eso redundará en más riqueza, más empleo y, por lo tanto, mayor retorno social en forma de impuestos. Y recordamos que lo estamos pidiendo en un momento de recaudación récord: nunca nuestras instituciones han tenido tantos recursos a su disposición para afrontar gasto social. Repensemos la política fiscal para que se convierta en algo más que un mero instrumento de recaudación.
Un ejemplo claro es lo que ha pasado con la industria del cine en Bizkaia, que con una rebaja del impuesto al sector está generando más actividad y más empleo. No sabemos si finalmente nuestra petición será escuchada. Pero, desde luego, sería un error posponer una reforma fiscal profunda en estos términos. Tenemos que hacer ver a nuestras instituciones y a la sociedad vasca en general que el fomento de la actividad empresarial es directamente proporcional a la riqueza del país y a un mayor bienestar colectivo.
Reforma fiscal y absentismo laboral. Dos retos a corto plazo que se añaden a los ‘tradicionales’ sobre reto demográfico, atracción de talento, exceso de regulación laboral rayana en el intervencionismo, conflictividad sindical, imagen empresarial, falta de vocación emprendedora y coyuntura plagada de incertidumbres. Lo curioso es que, a pesar de todo, los empresarios y empresarias vascas seguimos pensando que lo que hacemos merece la pena. Sólo hace falta tener ganas de avanzar colaborando y ayudándonos entre todos.