(Des)prestigiar a la empresa (por Isabel Busto)

Artículo de la presidenta de Confebask, Isabel Busto, publicado en el diario El Correo 

Isabel Busto

2023-02-26

"No corren buenos tiempos para la empresa. En buena parte del discurso político y social parece haberse instalado un reproche ampliamente compartido. En un contexto como el actual, los beneficios empresariales (ahora en boca de todos por los resultados de las grandes compañías) se presentan como algo reprobable e inaceptable para el conjunto de la sociedad. Y se escuchan frases de líderes políticos apelando a que el beneficio empresarial no sea el único objetivo de la actividad económica, como si, de hecho, así fuera.

Por el camino, algunos se ‘olvidan’ de varias cosas básicas: la empresa es la principal creadora de riqueza colectiva y, de largo, la principal contribuyente al estado del bienestar gracias a la actividad que genera, el empleo que contrata y los impuestos que paga. Gracias a su aportación mayoritaria disfrutamos, entre otras cosas, de una sanidad y una educación universales y gratuitas, además de todo tipo de servicios de cobertura para que los más desfavorecidos no se queden atrás.

En segundo lugar, la empresa, cuanto más gana, más impuestos paga. Nuestro sistema fiscal ya es progresivo desde hace muchos años y está bien que así sea. Siempre hemos defendido y nos sentimos orgullos de nuestra aportación a la sociedad en la que vivimos. Otra cosa es que haya que mantener un equilibrio para que la fiscalidad no ahogue la necesaria actividad empresarial. Podremos discrepar en cómo hacerlo, pero no en la necesidad de contribuir al bienestar de todos.

De hecho, la práctica totalidad de los indicadores y analistas insisten en que la sociedad vasca es una de las más avanzadas en cohesión social de toda Europa, y una en donde las desigualdades sociales son menores. Habrá cosas que mejorar, sin duda. Pero nuestro punto de partida nos sitúa en la parte alta de la tabla en cuanto a sociedades con mayor y mejor estado del bienestar. Y esto no es un ‘beneficio caído del cielo’. Es algo que se logra porque hay empresas que lo sufragan con su actividad y personas que se comprometen con su proyecto para hacerlo más competitivo y duradero. A más y mejor empresa, más y mejor empleo, más y mejor bienestar social. Y por ese orden.

Una ecuación evidente que, sin embargo, se relega al margen de buena parte de los discursos políticos y de muchos de los titulares de los medios de comunicación. Siempre insistimos en la necesidad de prestigiar socialmente la labor de la empresa y de las personas que forman parte de ella, liderándola y trabajando juntos, porque es la única manera de mejorar. Pero no se escucha. Hay mucho ruido de fondo. Esperemos que cese pronto y que recuperemos el orgullo de tener el tejido empresarial que tenemos. Porque el desprestigio no es progreso, es retroceso".