"Fortalezas y retos de la economía vasca ante 2025"

Artículo de la presidenta de Confebask, Tamara Yagüe, para el Economista 

Tamara Yagüe

2024-12-10

La economía vasca se encuentra en un momento crucial. A lo largo de las últimas décadas, Euskadi ha demostrado una capacidad sobresaliente para adaptarse a los cambios estructurales y globales, apoyándose en su tradición industrial y empresarial, su apuesta por la innovación y por la cohesión social que caracterizan a nuestro territorio.

Hoy en día, Euskadi sigue siendo un referente industrial, con sectores estratégicos como la automoción, la energía, la máquina-herramienta y la biotecnología. La doble variable de diversificación y especialización de nuestro tejido productivo nos ha permitido resistir mejor los embates de crisis globales, como quedó demostrado durante la pandemia, y durante otras grandes crisis precedentes.

Esta base industrial, combinada con nuestra capacidad de exportación, es una de nuestras principales fortalezas. No hay que olvidar que el 24% del PIB vasco proviene de la industria, un dato que nos sitúa por encima de la media europea. Y que, sin duda, ese sector - es verdad que junto al resto de actividades económicas en Euskadi-,  está llamado a ser uno de nuestros principales baluartes para resistir posibles crisis.

Si a todo esto le añadimos un nivel de innovación ‘fuerte’ – en palabras de la propia Comisión Europea -, un acompañamiento institucional a las empresas determinante, una colaboración público-privada intensa y un nivel de formación muy relevante, nos encontramos ante una economía y un país preparado para lo que pueda venir.

Y lo cierto es que 2025 va a suponer un enorme reto para todos. Nos encontramos en un contexto global preocupante, con una guerra en Europa que pudiera agravarse aun más y un liderazgo en Estados Unidos que puede sacudir los cimientos de una Europa relegada a un segundo o incluso tercer plano mundial. La inestabilidad política en Madrid tampoco ayuda.

Así las cosas, las empresas vascas fuertemente exportadoras, y que ejercen de tractoras del conjunto de nuestra economía, comienzan a notar los efectos de una pérdida de dinamismo de los países más importantes para nosotros, con Alemania como principal ejemplo.

Lo que nos cuentan las empresas vascas, a través de las encuestas que realizan nuestras organizaciones Adegi, Cebek y Sea Empresas Alavesas, es que acusan ya una cierta desaceleración, y son mayoría las que descartan para los próximos meses un crecimiento tan significativo como en años anteriores.

A la situación europea, de claro frenazo de la actividad económica, hay que sumar la incógnita de un nuevo presidente norteamericano que, si cumple con las promesas electorales, puede desestabilizar aún más el comercio internacional.

Estados Unidos es uno de nuestros principales clientes del exterior. Las empresas vascas con instalaciones productivas en la zona – la mayoría de automoción, Máquina Herramienta y Energía – podrían incluso beneficiarse de la nueva política aduanera de Donald Trump porque podrían aumentar sus ventas al dispararse las compras en el mercado interior. Pero es evidente que, para las que no tienen fábricas en territorio norteamericano, los aranceles supondrían un problema añadido.  

En definitiva, caminamos sobre un alambre muy fino. No se trata de encender ninguna alarma innecesaria. De momento, seguimos creciendo a buen ritmo y no hay previsto ningún ajuste generalizado de empleo. El cierre de este año transcurrirá sobre lo previsto hace meses, con un crecimiento en torno al 1’9% y un paro cercano al 7%.  Sin embargo, no podemos obviar que el contexto global y local puede cambiar sustancialmente. Y tenemos que reconocer que las empresas vascas miramos el futuro próximo con cierta prevención.  Lo bueno es que tenemos experiencia suficiente, conocimiento y saber hacer para afrontar los desafíos. Por muy nuevos e imprevisibles que nos parezcan. No será ni la primera vez ni la última que nos encontramos ante este tipo de situaciones. Ver artículo en El Economista.