20220831

La confluencia de factores empieza a generar una tormenta perfecta en la siderurgia, que ha mandado al traste unas previsiones para este 2022 que eran «positivas» gracias a una demanda que volvía a cifras previas a la pandemia. Así lo explicó a este medio el presidente del clúster vasco de la siderurgia, Asier San Millán, que recuerda que el escenario se está convirtiendo «en un verdadero drama». Y es que los costes energéticos se unen a una demanda que empieza a dar síntomas de enfriamiento en el sector de la automoción y la obra pública, así como a la entrada de fabricantes asiáticos con una propuesta de precios más competitiva. El coste de la luz sigue en escalada arrastrado por el gas que, como recuerda San Millán, «está en máximos históricos, con lo que está claro que el tope al gas no ha demostrado el efecto deseado». Así que uno de los sectores electrointensivos por excelencia llega al otoño con la sombra de los paros y la obligación de «adaptar su producción a las circunstancias». Agosto es un mes que se ha aprovechado para realizar paradas de mantenimiento un poco más largas de lo habitual. Pero ya antes de estrenar septiembre, los problemas están apareciendo para retomar la actividad. Es el caso de compañías como Arcelor Mittal en sus instalaciones de Sestao. La ACB no arrancó ayer como estaba previsto y seguirá parada sin fecha de reactivación. Sidenor, sin actividad programada estos días, tiene previsto volver a producir el próximo lunes. Desde la compañía aseguraron ayer que se mantiene el plan de trabajo y fuentes sindicales señalan que en los próximos días se mantendrán reuniones para analizar el plan de producción en estas circunstancias. Otra de las acereras históricas vasca, Olarra, mantiene la actividad suspendida para realizar labores de mantenimiento y prevé la vuelta al funcionamiento también el lunes.

El grupo de aceros especiales Sidenor ha dado la vuelta a sus malos resultados de la pandemia y, pese al estallido del precio de la luz, cerró un buen ejercicio 2021. Las ventas subieron un 50% y alcanzaron los 739 millones de euros; y las pérdidas (39,6 millones en 2020) se tiñeron de negro y se transformaron en un beneficio de 25,2 millones durante el pasado año. La compañía –propiedad del empresario José Antonio Jainaga, que también la preside– cerró 2021 con un ebitda de 55,4 millones y con un endeudamiento neto de 52,2 millones de euros, 16 menos que 12 meses antes. Según explica Sidenor en sus cuentas anuales, el pasado ejercicio aumentó su precio de venta medio, en parte para repercutir a los clientes el alza de las materias primas (chatarra y ferroaleaciones como cromo y níquel). También aprovechó el alza de encargos en el mercado europeo tras la reducción de las importaciones de acero chino; si bien su cartera de pedidos disminuyó a finales de 2021 por la crisis de semiconductores y su efecto en la automoción, su principal cliente. Sidenor arrancó 2022 con buenas expectativas. En un primer momento, sus responsables dieron por hecho que la invasión de Ucrania no tendría graves efectos en su negocio, ya que ni en ese país ni en Rusia tiene intereses comerciales. Hasta hoy no han actualizado sus estimaciones. Para afrontar este año sin grandes sobresaltos el alza de costes energéticos (gas y electricidad) –parte “sustancial” de sus costes de producción– Sidenor ha firmado un contrato de cobertura del precio de la electricidad, que cubrirá una parte de su consumo.

A la cancelación de seis días de trabajo en la fabricación de ruedas de turismo –supondrá dejar de hacer 132.000 unidades y tendrá un impacto en 840 operarios,- se suma también el impacto que va a tener en la principal actividad de la factoría, la de neumáticos grandes. La dirección comunicaba ayer al comité que las licitaciones de obras públicas que impulsan las instituciones locales, principalmente ayuntamientos y gobiernos, «se están resintiendo», apunta Alberto Martín, de CC OO. La maquinaria que arregla carreteras o autopistas y utiliza esas cubiertas ‘made in Vitoria’ tiene menos actividad. Un total de 300 trabajadores de los talleres que fabrican esas ruedas verán cancelados diferentes turnos durante los fines de semana del 17 y 18 y del 24 y 25 de septiembre y del 1 y 2 de octubre. En esos días dejarán de hacerse 405 toneladas. Y debido a esta menor producción, la factoría también necesitará menos cantidad de productos semiterminados como goma para las cubiertas, con lo que se desactivarán ocho turnos del denominado ‘taller Z’ en septiembre. El impacto será 1.500 toneladas menos y 200 operarios afectados. «Estamos sufriendo las consecuencias de lo que puede ser otra crisis. El escenario es más preocupante que hace unas semanas, se pueden desactivar más turnos y parece que este bache no es puntual», asegura Iñigo López, de UGT.

El lehendakari Urkullu no quiso pasar por alto los nubarrones y advirtió de la «tormenta» que se cierne sobre Europa por culpa de los desastrosos efectos de la invasión rusa de Ucrania, pero sin alarmismos porque Euskadi, aseguró, «ha hecho los deberes», ha respondido «desde la acción» y tiene techumbre bajo la que resguardarse. Urkullu, con imagen renovada y con la búsqueda de consensos amplios en el Parlamento vasco por bandera, no ocultó que se avecinan «un otoño e invierno muy complicados». El jefe del Ejecutivo de Vitoria, a tres semanas de un pleno de política general en el que podría anunciar nuevas medidas para contrarrestar los efectos de la guerra, desgranó las «prioridades» de su Gobierno para remontar esa tormenta perfecta que provocan el encarecimiento de los precios, la crisis energética por un eventual corte del gas ruso, la subida de los tipos de interés y las afecciones a las cadenas de suministro y a la industria. «Esa es la realidad. Tenemos que volver a superar una tormenta», advirtió. No obstante, tras recordar que la amenaza de crisis es global, Urkullu aconsejó no caer en el «catastrofismo» porque Euskadi afronta la marejada con «bases sólidas». En ese sentido, recordó que la tasa de paro del segundo trimestre del año es la menor desde 2009 (un 8,5%), que la población ocupada supera en 23.400 trabajadores la cifra de hace un año, que las exportaciones y la economía vasca siguen creciendo a buen ritmo y que la industria, los servicios y la construcción están manteniendo un «comportamiento positivo». «Hay síntomas de desaceleración y estamos atentos», reconoció, pero las previsiones de crecimiento, que se mantienen por encima del 4%, y el resto de indicadores demuestran, a su juicio, que Euskadi sigue siendo «un país competitivo».

Las ventas del comercio minorista vasco han caído en julio un 6,8% con respecto al mismo mes de 2021, según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El mal dato para el sector se completa con el hecho de que en los siete primeros meses del año suman un descenso del 3,8% El comercio minorista no escapa a los problemas de otros sectores, con alzas de costes y el efecto de la inflación. En este 2022 el indicador ha cerrado todos los meses con retrocesos interanuales: -3,4% en enero, -1,1% en febrero, -8% en marzo, -1,2% en abril y en mayo y -3,2% en junio, amén del descenso del mes pasado. Al menos, el empleo creció en el País Vasco. En julio se registró un incremento del 1,7% con respecto al mismo mes del pasado año. El dato interanual sube también el 1,8%. En el conjunto del Estado las ventas del comercio minorista descendieron un 3,3% en julio en comparación con el mismo mes de 2021. Un dato negativo que termina con tres meses en los que había encadenado tasas positivas.

Los habitantes de edificios con calefacción central pagarán este invierno el gas natural al triple de precio que aquellos que disponen de calderas individuales. El motivo es que existen unas bonificaciones del Gobierno para tratar de contener el impacto de la escalada de los precios energéticos en las economías familiares que se aplican solo a los clientes adheridos a la Tarifa de Último Recurso (TUR, la regulada por el Estado), a la que pueden acogerse únicamente las calderas con un consumo anual inferior a 50.000 kilovatios/hora (kWh). Las comunitarias, que están destinadas a dar servicio a grandes colectividades, superan esa cifra y por su tamaño y capacidad reciben el mismo tratamiento que las industriales. Esto es, deben dirigirse en exclusiva al mercado libre, que en estos momentos está disparado. Hasta la fecha no había grandes diferencias entre la TUR y los precios del mercado libre. Menos aún en el caso de las comunidades de vecinos, que al ser grandes clientes conseguían buenos descuentos de las compañías suministradoras. Sin embargo, con la escalada del gas en el último año los precios del mercado libre triplican los del topado por el Ejecutivo. El problema para las comunidades es que un cambio regulatorio en octubre de 2021 las excluyó de poder acogerse a la tarifa regulada. Así lo advierten los presidentes de los colegios de administradores de fincas. 

El Gobierno se apresuró ayer a celebrar la “moderación” del IPC general, que en agosto se ha situado en el 10,4% interanual, cuatro décimas menos que en julio, según el dato adelantado ayer por el INE. “En principio seguirá en esa senda de descenso en los próximos meses”, auguró la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, quien, no obstante, introdujo un matiz de cautela al señalar que todo dependerá de “factores exógenos” en un escenario marcado por la guerra en Ucrania y la amenaza de un apagón total del suministro de gas desde Rusia este invierno. Lo cierto es que la lectura de los datos de inflación avanzados ayer sigue siendo mucho más agria que dulce, más inquietante que tranquilizadora. El IPC general encadena tres meses consecutivos en tasas de doble dígito a pesar del tope al precio del gas aplicado a través de la excepción ibérica, que ya lleva dos meses en vigor, y de la relajación de los precios del petróleo hasta el entorno de los 100 dólares, que aunque ha permitido cierto alivio en los precios de los carburantes, anestesiados además por las bonificaciones del Ejecutivo, ha sido insuficiente para evitar que la inflación siga disparada. De hecho, mientras que buena parte de esa bajada de cuatro décimas es atribuible al relativo abaratamiento de los carburantes –sin olvidar el efecto escalón con el año pasado: en agosto de 2021 los precios subieron un 0,5% mensual frente al 0,1% de este año–, el coste de la electricidad sigue desbocado (el megavatio hora marcará hoy un precio de 476 euros, el segundo más caro de la historia), al tiempo que los alimentos, la restauración y los paquetes turísticos también han tirado al alza de los precios. Pero el dato más preocupante es el imparable avance de la inflación subyacente (no incluye la energía ni los alimentos frescos, considerados los más volátiles), que en agosto se ha aupado hasta el 6,4%, tres décimas más que en julio y su tasa más alta desde enero de 1993; esto es, en casi tres décadas. Este índice, que en apenas doce meses ha pasado del 0,7% al 6,4% actual. 

La inflación de la eurozona –en julio se situó en el 8,9%– alcanzará una tasa de dos dígitos en otoño y continuará siendo más alta durante más tiempo por el incremento de los precios del gas, según se desprende de las advertencias del consenso de los economistas. El aumento de las expectativas de inflación aumenta la presión sobre el Banco Central Europeo para que considere una mayor subida de los tipos de interés, a pesar de que muchos economistas prevén una recesión cada vez más profunda, ya que la subida de los precios de la energía afecta a la actividad de las empresas y los consumidores. Las autoridades del BCE advirtieron en la reunión de banqueros centrales celebrada el pasado fin de semana en Jackson Hole, Wyoming, que serán necesarios mayores sacrificios en términos de pérdida de crecimiento y empleo para volver a controlar la inflación. El precio del gas en Europa alcanzó la semana pasada el récord de 343 euros por megavatio hora, más del doble que a finales de julio y siete veces más que en el mismo periodo del año pasado. La ralentización del flujo de gas proveniente de Rusia ha aumentado el temor a la escasez, mientras que la Unión Europea prepara medidas de emergencia para frenar la subida de los precios. Muchos economistas, que también han revisado al alza sus previsiones de inflación para el próximo año, pronostican ahora que los precios al consumo se pasarán del nivel récord de julio, el 8,9%, hasta el 10% en octubre.

La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, se desmarcó de las declaraciones de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, apoyando explícitamente que los sindicatos salgan a la calle para protestar contra la negativa de la patronal CEOE a subir los salarios. En declaraciones a TVE, rechazó por tanto respaldar la postura de Díaz, al tiempo que destacó que “los agentes sociales se han comportado con enorme responsabilidad” y confió en que ese clima siga “y todos estén a la altura de las circunstancias”, y que también salga adelante el pacto de rentas que respalda el Gobierno entre sindicatos y patronal. “La prioridad de todos tiene que ser contener la inflación”, remarcó, “y es evidente que la moderación tanto de los salarios como de los márgenes empresariales es clave para evitar entrar en una espiral inflacionista que haga que esta inflación persista en el tiempo”. Pero precisamente en materia salarial, consideró que la lucha contra la inflación no solo tiene que llegar del sector privado. La titular de Economía fue preguntada por cómo actuará el Gobierno con los salarios de donde es patrón, como empleador de los trabajadores del sector público. En ese punto señaló que se está negociando subirlo entre Hacienda y los sindicatos, pero que dicha subida debe evitar una espiral inflacionista, con lo que sugería que el incremento podría ni siquiera acercarse a los altos niveles que se esperan incluso para la inflación media anual, que según los analistas se situará entre el 7% y el 8%.

El verano de los récords energéticos tras el inicio de la guerra en Ucrania va a dejar la factura de la luz temblando este agosto, el que será el mes más caro de toda la historia en materia eléctrica. La combinación de factores ha querido que el precio de generación de la luz para estos últimos 30 días se sitúe en los 307 euros/Mwh. Ni siquiera en marzo, tras el estallido de la invasión rusa, la luz estuvo tan cara. Entonces, superó los 283 euros/Mwh. Y ya se consideraba un hito con un impacto económico de dimensiones generalizadas en familias y empresas. Sin embargo, a medida que han ido transcurriendo las jornadas en agosto, los precios de la luz han sido cada vez más caros. Para este mismo miércoles, el coste en el mercado mayorista subirá un 3,7% con respecto a ayer, hasta los 476 euros/Mwh, tocando así un nuevo máximo desde que entró en vigor la excepción ibérica el pasado 15 de junio. De hecho, se trata del segundo precio diario más elevado. Solo es superado, por ahora, por el récord de casi 545 euros/Mwh del 7 de marzo, en plena crisis entre Rusia, la Unión Europea y EE UU por la invasión. La media de agosto se encuentra limitada por la excepción ibérica. Sin este mecanismo, el precio de la electricidad en España sería de media unos 533 euros/Mwh, lo que supone unos 57 euros más que con la compensación para los clientes de la tarifa regulada, que pagarán así un 10,7% menos de media. Los precios para hoy miércoles en el resto de países europeos también marcarán unos niveles especialmente altos.

El grupo Engie, generador de electricidad y principal distribuidor de gas en Francia, anunció que el gigante ruso Gazprom comenzó ayer a reducir aún más el suministro de gas alegando «un desacuerdo entre las partes sobre la aplicación de algunos contratos». El suministro de gas de Gazprom a Engie ya había disminuido considerablemente desde el comienzo de la guerra en Ucrania, a finales de febrero, con un flujo mensual reciente de unos 1,5 TWh, frente a los suministros anuales totales de Engie en Europa por encima de los 400 TWh, precisó la compañía gala que está controlada en casi un 24% por el Estado. Engie recordó que ya ha asegurado los volúmenes necesarios para garantizar el suministro de sus clientes y sus propios requisitos y que ha puesto en marcha varias medidas para «reducir significativamente el impacto directo financiero y físico que podría derivarse de una interrupción del suministro de gas por Gazprom». Ante la previsión de un invierno duro si Rusia corta el grifo del gas a Europa por el apoyo de los socios comunitarios a Ucrania, Francia ya ha llenado sus reservas de gas al 90%. El Gobierno confía en alcanzar el 100% de las reservas de aquí a final del verano. Además, Gazprom anunció ayer que a partir de las 15.00 (hora en España) de hoy miércoles y durante tres días cortará el suministro de gas a través del gasoducto Nord Stream 1, clave para la llagada de este combustible hacia el centro de Europa. La compañía rusa ha esgrimido la realización de trabajos de mantenimiento para justificar este corte.

La cotización diaria del euríbor a 12 meses ha acelerado su avance en los últimos días del mes y, a falta de una sesión para que concluya agosto, apunta a una media del 1,225% que dejará el mayor incremento interanual desde el año 2000. Quienes revisen su hipoteca variable con el dato del euríbor de agosto van a sufrir un encarecimiento de su cuota mensual de unos 120 euros de media. El índice trepó ayer al 1,758%, máximos desde enero de 2012 y acentúa su incremento desde el 1,482% en que cerró el viernes. El aumento de las dos últimas sesiones se debe al alza generalizada que han registrado las rentabilidades de la deuda, después de que la Fed y el BCE hayan mostrado en estos días su firme voluntad de combatir la inflación con nuevas subidas de los tipos de interés, incluso a costa de sacrificar el crecimiento. Ese fue el mensaje lanzado por Jerome Powell, presidente de la Fed, y secundado por el BCE en el simposio de bancos centrales celebrado en Jackson Hole (EE UU). En el BCE ha surgido además el debate de una posible alza de tipos de 75 puntos básicos en la reunión del 8 de septiembre, según reclama el ala dura de la institución. El alza del euríbor es por tanto reflejo del abrupto movimiento en los bonos, que se ha ajustado estos días a un escenario en el que las alzas de tipos se pueden intensificar y en que el precio del dinero será elevado durante un tiempo, más del previsto hasta ahora por los inversores, hasta recuperar la estabilidad de precios.

El grupo de telecomunicaciones Vodafone ha puesto en marcha un giro radical a su política de precios en España. La operadora, filial de la multinacional británica y el tercer operador del mercado español por volumen de facturación, ajustará, a partir de ahora, los precios de sus tarifas respecto a las variaciones que experimente el Índice de Precios de Consumo (IPC). La teleco es la primera compañía del sector de telecomunicaciones en España que mueve ficha en esta dirección y así se lo está empezando a comunicar a sus clientes, que ya están recibiendo notificaciones en esta dirección. El movimiento de Vodafone podría provocar un gran cambio en la industria de las telecomunicaciones, que está sometida a una gran presión financiera para poder hacer frente a las inversiones necesarias para dar satisfacción al enorme crecimiento del tráfico, cuando los ingresos van a la baja, lo que cuestiona la rentabilidad y la viabilidad de la industria. Los contratos de los nuevos usuarios de Vodafone ya incluirán la cláusula de ajuste al IPC, mientras que los clientes actuales verán modificados sus contratos para ir incorporando esta novedad en las tarifas. Hasta ahora, las operadoras de telecos en España se habían mantenido al margen de la práctica, habitual en gran cantidad de sectores, de ir ajustando los precios en función de la evolución del IPC.

El grupo lácteo Kaiku continuó en 2021 con su tendencia de crecimiento de ingresos, y ya se aproxima a la barrera de los 500 millones de euros en ventas anuales. La compañía vasca, propiedad de la suiza Emmi, alcanzó el pasado ejercicio una facturación consolidada de 495 millones, un crecimiento del 6% respecto al año anterior y un récord para el grupo, según las cifras contenidas en las cuentas anuales que ha depositado en el Registro Mercantil. De esta forma, da continuidad a su progresión, después de que en 2020 diese un salto en sus ventas de casi el 20%. En 2021, todos sus segmentos de negocio principales registraron crecimientos, como también lo hizo el mercado internacional, que tiene un fuerte peso. Las ventas en el exterior crecieron un 6%, hasta 323,7 millones, el 65% del total. Chile y Túnez son sus mercados principales fuera de España. En el mercado doméstico, Kaiku destaca en su informe de gestión que, con la reapertura progresiva de la actividad de la hostelería tras la pandemia, las ventas a este canal “paulatinamente se han ido recuperando”. Eso sí, explica que en los últimos meses del ejercicio se pusieron de manifiesto “nuevos riesgos que afectan al negocio de la sociedad”, principalmente la rotura de las cadenas de suministro de materias primas, la escalada en los precios energéticos y unas “altas tasas de inflación”. La empresa reconoce que repercute a precios las subidas de costes. 

El Gobierno vasco aprobó ayer asignar a UGT y CC OO de Euskadi la representación que corresponde a ELA (dos miembros) y a LAB (uno) en el Consejo de Administración de Lanbide, por la negativa de los dos sindicatos nacionalistas a participar en este foro. De esta manera, el consejo de Lanbide queda formado por los cinco representantes del Gobierno vasco (la presidenta y vicelehendakari, la directora general, el viceconsejero de Empleo y los viceconsejeros de Industria y Formación Profesional); cinco vocalías para las organizaciones empresariales y otras cinco para los sindicatos vascos más representativos, que en ausencia de participación de ELA y LAB son CC OO (ostentará tres vocalías) y UGT (dos). Así se «garantiza la plena representatividad de las personas trabajadoras en un foro tripartito como es el Consejo de Administración de Lanbide», afirmó el Ejecutivo. Tras conocer la decisión, tanto ELA como LAB se reafirmaron en su intención de no participar en este órgano y de denunciar la atribución de su representación sindical «de forma antidemocrática» a CC OO y UGT de Euskadi.

Mijaíl Gorbachov murió ayer en Moscú a los 91 años. Celebrado en el extranjero y despreciado por muchos en casa, el último dirigente de la Unión Soviética, el gran reformador de la Rusia comunista; también el hombre que llevó al fin de la URSS y del imperio soviético, falleció en un hospital tras una larga enfermedad, según la agencia estatal Tass. Nacido en Stavropol, Gorbachov abrió un camino hacia la democracia para decenas de millones de personas y alivió una Guerra Fría que calentó una confrontación durante cuatro décadas. Personaje clave del siglo XX, en los últimos años se había convertido en una figura bastante aislada en su país. Con el avance de Putin y un régimen cada vez más autoritario, se convirtió en un crítico de la Rusia moderna, de sus ataques contra la democracia y de la creciente desigualdad. Mijaíl Serguéievich Gorbachov (Stávropol, 2 de marzo de 1931), el último dirigente soviético, falleció ayer a los 91 años. El primer y último presidente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, padre de la perestroika y uno de los líderes políticos más relevantes del siglo XX murió tras “una enfermedad grave y prolongada”, según confirmó el hospital Clínico Central de Moscú. Gorbachov, que asumió el poder al frente de la URSS como secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética en 1985, emprendió entonces dos enormes reformas, la glástnost (transparencia, en ruso) y la perestroika (reestructuración), dirigidas a acabar con la opacidad del régimen soviético y a abrir la economía al mercado.