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20250406
Domingo, 6 de abril de 2025
Núm 1915/2025
Año XXXVIII
Begiratu batean/ De un vistazo
Euskadi «sufrirá mucho» la guerra comercial, que ya frena las primeras inversiones (El Correo)
«Vamos a sufrir mucho y lo notaremos en el crecimiento». Analistas y empresarios vascos consultados son tajantes al valorar la guerra arancelaria de Trump. «Tendrá consecuencias nefastas», declaran, a la vez que confirman que hay inversiones que ya se han paralizado. «Habrá consecuencias inmensas, nefastas, y la economía mundial va a sufrir». Lo ha dicho esta semana la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Una advertencia que pesa y que, más allá de la rebaja que se pueda lograr sobre la propuesta arancelaria de Donald Trump en su ‘yo contra el mundo’, cuaja la idea de un nuevo escenario para el comercio internacional. No es una buena noticia para Euskadi, que tiene una economía en la que las exportaciones –ascendieron a 30.967 millones el pasado año– representan el 35% de todo su PIB. Todos los analistas dan por hecho que el impacto transcenderá más allá de los 2.000 millones que los fabricantes vascos venden a Estados Unidos. Tamara Yagüe, presidenta de Confebask «El escenario nos perjudica a todos. Necesitamos una respuesta urgente y coordinada». Pablo Martín, responsable de estudios económicos de la patronal vasca, Confebask, recuerda que «la inversión necesita certidumbre y el escenario ahora no la da». "Así las cosas, el mundo empresarial coincide en una reclamación: «agilidad» en la respuesta de los gobiernos. Así lo señala Pablo Martín, de Confebask, al pedir «una actuación acelerada y firme» para las ayudas a los afectados en Euskadi. Precisamente, el lehendakari, Imanol Pradales, ha convocado el miércoles una reunión de urgencia con las empresas más afectadas. Además, el Consejo de Gobierno del martes será monotemático sobre esta cuestión. Por sectores, el impacto se centra principalmente en la siderurgia, la automoción y el vino. José Ignacio Zudaire Cámara de Comercio: «Es una mala noticia porque todos perdemos. Hay que avanzar hacia una Europa más unida». Anton Arriola Kutxabank: «Es posible que los planes de inversión se pongan en espera los próximos meses hasta que se concreten medidas». Guillermo Dorronsoro, profesor de Deusto y asesor de la consultora Zabala: «Este año quedará marcado»...
«Habrá ralentización económica» (Diario Vasco)
Una guerra comercial contra todos, que tendrá incidencia en una Europa ya debilitada que esperaba empezar a levantar el vuelo, pero que pagará con una mayor ralentización económica a corto y medio plazo. Este es uno de los puntos en el que coinciden los seis expertos vascos consultados por este periódico, quienes también apuntan a que España y Euskadi no se salvarán del impacto, bien sea por el efecto directo de las empresas exportadoras a EE UU, por el indirecto, debido a que también sufrirán los clientes ubicados en otros países, principalmente Francia y Alemania, que son nuestros principales destinos, y por la suma de ambos factores. A todo ello, habrá que unir además, el efecto rebote de unos aranceles draconianos a China –al 20% que ya tenía le suma ahora otro 34%–, la bien llamada fábrica del mundo, que se verá obligada a recolocar los productos que vendía a EE UU inundando otros mercados, entre ellos el europeo, que debe prepararse también para esa ofensiva, apuntan los expertos. Y respecto a las medidas a adoptar, hay también un consenso de que se tienen que proteger a las empresas europeas con aranceles recíprocos, pero combinándolo con una negociación con Trump, ya que todo apunta a que se trata de un órdago para negociar con fuerza. Además, las compañías deberán diversificar mercados, dicen. Guillermo Dorronsoro, Zedarriak: «No hay riesgo de recesión pero complicará mucho a las empresas». Joseba Madariaga, Laboral Kutxa; «Va a llevar a un colapso al sistema de libre comercio y será muy difícil recuperarlo». Mikel Gaztañaga, de Orkestra: «La pinza EE UU-China generará desequilibrios profundos, ahogando a industrias europeas». Marta Vera, de Norgestión: «Afectará a EE UU y a sus socios comerciales, y el mundo será más pobre». Massimo Cermelli, profesor de la universidad de Deusto: «Tendremos un problema serio de ralentización económica, no tanto de inflación».
Kutxabank y Laboral Kutxa ven con «cautela» el escenario (El Correo)
La economía, con un crecimiento apoyado en el consumo y en la resistencia de la industria ha dado alas al sistema financiero. Los bancos, gracias a los buenos resultados de estos años, gozan de una fuerte solvencia en su capital. Así, dos de los que presentan mayor cuota de mercado, Kutxabank y Laboral Kutxa, presentan ratios CET1 líderes en España con un 17,5% y un 24,8% respectivamente. Las expectativas, como explica el presidente de Kutxabank, Anton Arriola, eran de una «reactivación del crédito y del impulso inversor favorecido por unos tipos de interés más bajos». Pero la crisis arancelaria ha generado un «nivel creciente de incertidumbre, que es la peor compañera de viaje en la toma de decisión de inversiones a medio plazo». Por ello, Arriola ve «posible que en los próximos meses los planes de desarrollo y expansión de nuestras empresas se pongan en situación de espera». La entidad provisionó el pasado año 508 millones en «un ejercicio de máxima prudencia para reforzar la capacidad de respuesta en un contexto volátil». En Laboral Kutxa también se aprovecharon los buenos resultados del año pasado para elevar provisiones con 118 millones, un 77% más. El director general de la cooperativa de crédito señala que, en estos momentos, «analizan con preocupación y cautela la situación», aunque también advierten de que «es prematuro avanzar conclusiones en las previsiones bancarias». La entidad financiera había previsto un 2025, como el resto del sector, con crecimientos de entre el 5% y el 10% en el crédito a las empresas.
«Los pedidos de EE UU están parados», alerta el bodeguero Guillermo de Aranzabal (El Correo)
La familia alavesa, entre otras marcas, elabora Viña Ardanza o Viña Arana y que, junto a las que tiene en Ribera de Duero y Rías Baixas, factura 67 millones de euros. Con un talante sencillo y cercano reconoce que los aranceles de Trump «son muy mala noticia» porque han «parado» los pedidos de Estados Unidos, que es su primer mercado internacional. Sobre el vino alerta de un «momento crítico» en el que reconoce que la DOCa Rioja debería ser «más dinámica» y que Álava «no ha tenido el peso que debiera tener». "La medida es una muy mala noticia, aunque termine con esa incertidumbre en la que se llegó a especular con los aranceles del 400%. No creo que las ventas puedan aguantar una subida del 40%. Ese impacto habrá que compartirlo entre los importadores, el cliente final y nosotros...Estados Unidos es nuestro primer mercado, tenemos oficinas en Miami y en Texas, además de un almacén en California e importadores en 66 estados. Y lo que ha pasado es que se han congelado todos los pedidos, está todo parado. Están esperando a ver qué hace Europa porque si respondemos con más aranceles, Trump volverá a subirlos allí. Hasta que eso no se resuelva, nadie va a comprar vino...En cuanto Donald Trump ganó las elecciones enviamos cuatro contenedores al almacén de California. Eso, junto a las existencias que tienen nuestros importadores, nos da para cuatro meses más. Es muy poco... No soy consciente de ningún contacto con la administración alavesa, vasca, ni riojana, ni con el Consejo Regulador. No sé si habrá algún comité esperando a que se clarifique la situación para contactar con las empresas. Pero hasta ahora no me constan contactos...– ¿Cómo es la búsqueda de personal y el relevo generacional en el viñedo?– Es un problema muy grande. La falta de gente lo es en todas las cuestiones. Por ejemplo, para enoturismo, es muy difícil encontrar a gente que sepa inglés y quiera vivir aquí, prefieren una ciudad. Y en el viñedo hay un problema de sucesión absoluto. Es un cultivo plurianual, plantas la vid y tienes para 50 años. En el cereal puedes cambiar cada año. Y llevamos muchas temporadas de precios muy bajos, no se puede aguantar. La uva debería valer más..."
"El rey desnudo" (Diario Vasco)
Artículo de Iñigo Gamendia, abogado y socio de Norgestión: "Pues parece que tenemos servida la reforma fiscal. Atrás quedan muchos meses de trabajo e innumerables ponencias y aportaciones realizadas desde distintos ámbitos y sensibilidades de la sociedad y también un esfuerzo loable, por qué no decirlo, de los grupos políticos y la Diputación. Sin embargo, lo que en su génesis parecía un proyecto ambicioso parece abocado a terminar siendo una mera «revisión fiscal» que nos puede dejar con la sensación de la oportunidad perdida. Resumiéndolo mucho, leve giro a la izquierda con algunas medidas, con sentido, que afectan a la vivienda, la conciliación o la igualdad, pero, sobre todo, un mensaje poco gratificante para el mundo empresarial y una nueva constatación de que los equilibrios en este país parecen no permitir una política fiscal distinta a la del incremento progresivo de nuestra presión fiscal. Llama la atención que por una parte estemos haciendo esfuerzos importantes por dotarnos de instrumentos financieros que permitan mantener el arraigo de nuestras empresas y sin embargo en materia tributaria, permitamos que alguien pueda pensar que seguimos sin poner en el centro de nuestras preocupaciones y prioridades a la empresa. Y es que como dijo Albert Einstein «es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio». Todas las herramientas financieras, fondos soberanos y fondos de capital riesgo de los que nos queramos dotar no serán más que parches para el problema del cansancio y hastío que el exceso regulatorio, el absentismo laboral, la conflictividad laboral y la presión fiscal puedan generar en nuestros empresarios y emprendedores...El mensaje, el relato que trasciende, es importante. En una sociedad donde cada día tiene más eco el mensaje de más Estado, más empleo público, más derechos... donde escuchamos voces que todavía se refieren al reparto equitativo de la riqueza generada por la clase trabajadora a la vez que niegan que tengamos un problema con la cultura del trabajo, el esfuerzo y la responsabilidad individual, la verdad es que cuesta asumir esfuerzos adicionales cuando no se comparte ese discurso..."
CAF llena su cartera de pedidos (El País)
Un contrato de 107 trolebuses para Canadá, otro de 30 trenes para Marruecos, 67 autobuses eléctricos para Polonia, 22 trenes para Francia. Estos son algunos de los últimos anuncios realizados por CAF. Los acuerdos se acumulan en la cartera del grupo vasco, y son tantos que CAF podría estar hasta mediados de 2028 facturando a niveles récord sin conseguir un solo pedido nuevo. Hasta la fecha, los compromisos de compra adquiridos por sus clientes ascienden a 14.695 millones de euros, y cada año la compañía de trenes y autobuses, que en 2024 realizó unas ventas por valor de 4.212 millones (un 10% más que en 2023) se marca el objetivo de conseguir pedidos equivalentes a los que entrega. Su objetivo, dicen, es “crecer de forma ordenada”, y piensan seguir haciéndolo a un ritmo del 10%, aunque los tambores de guerra puedan llegar a cambiar las prioridades de gasto de sus clientes, muchos de ellos compañías públicas de transporte europeas. “Entendemos que el sector de la movilidad seguirá creciendo, es una necesidad”, razonan en la compañía. Su plan estratégico marca que en 2026, año en que finaliza, deberá conseguir 4.800 millones en ventas y 300 de resultado de explotación (frente a los 216 de 2024). Por ahora, en CAF confían en que la capacidad de sus fábricas, que se reparten entre España, Polonia, Reino Unido, Francia, Estados Unidos, México y Brasil, sea suficiente para cumplir con el tamaño de sus compromisos. Además, tienen oficinas y centros de mantenimiento de flotas de vehículos ferroviarios en más de 20 países en los cinco continentes.
Otro mazazo al sector del coche en Alemania: “Veremos quién sobrevive” (El País)
Mercedes era un símbolo del milagro económico de la posguerra y del poderío de los fabricantes de automóviles de este país. Con las décadas y las crisis, fueron perdiendo lustre. Pero todavía no había encajado un golpe como el de esta semana. La entrada en vigor, el pasado jueves, de aranceles del 25% a todos los coches que entren en Estados Unidos, es el equivalente económico a una declaración de guerra para la industria automovilística y para regiones como la de Stuttgart. Aquí uno se sube al tren de cercanías y, en un radio de menos de 20 kilómetros, desfilan por la ventanilla fábricas de Mercedes, Porsche, Bosch y un tejido de pequeñas y medianas empresas que representan un motor de Europa, un reflejo de la riqueza y un bienestar de la Alemania moderna. El Estado federado de Baden-Württenberg, en el suroeste de Alemania, vivió durante décadas de las exportaciones. Se movía como pez en el agua en la globalización que ahora, con los aranceles anunciados esta semana por el presidente estadounidense, Donald Trump, puede estar tocando a su fin. "Veremos quién sobrevive". Es la hora del cambio de turno en una de las plantas de Mercedes en Untertürkheim, a 10 kilómetros de Stuttgart. Quien habla es un obrero en la zona donde se construyen los ejes para los coches eléctricos. Como todo el mundo aquí, al cruzarse con él saluda efusivamente a José Miguel Revilla, hoy miembro del Comité de Empresa por el poderoso sindicato IG Metall. Preguntado sobre si se refiere a Mercedes al decir “veremos quién sobrevive” a la crisis, responde: “No, me refiero a qué países”.
"El impacto arancelario es limitado y por ahora no amerita revisar previsiones" (El País)
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo (Badajoz, 44 años), ha recibido el mandato del Gobierno de coordinar el plan de apoyo presentado unas horas después de la andanada de Trump. Defiende que Europa debe negociar con el mandatario estadounidense, pero si las conversaciones fracasan hará falta una respuesta contundente. Propone que los fondos que se recauden con esas tasas comerciales que imponga Europa a EE UU deben financiar un fondo de apoyo a los sectores y empresas más golpeadas por el caos comercial. "Lamentamos el anuncio por el impacto negativo de los aranceles en la economía global. Pasamos a tener un mundo más fragmentado, más empobrecido y con un golpe más significativo para los países en desarrollo, los más vulnerables. Es decir, malas noticias. Y estas malas noticias van a ser, en primer lugar, para los consumidores y empresas estadounidenses. Es un cambio radical en la concepción geopolítica del mundo y de las relaciones estratégicas que habíamos mantenido desde la Segunda Guerra Mundial. En el comercio internacional se van a redefinir muchas de estas relaciones. Es un punto de inflexión, una nueva era económica y comercial...Hay una falta de contenido económico en la decisión de EE UU. Para España la exposición directa es menor que la de otros socios europeos. Aunque hay que tener en cuenta el canal indirecto, porque somos economías muy interrelacionadas. Es decir, el impacto de las exportaciones alemanas lleva también componentes españoles. El caso del automóvil es paradigmático. Hay que ser prudentes. Ahora mismo los análisis que estamos viendo dan un impacto agregado limitado para Europa, pero es cierto que puede haber algunos sectores particularmente afectados... Intentaremos minimizar el impacto para nuestras industrias. Hay un punto importante: el apoyo desde Europa. Si al final hay un conflicto comercial con medidas arancelarias por ambas partes, la recaudación de los aranceles que impongamos tiene que servir para dar esas ayudas a los sectores más afectados. Esta es la propuesta de España..."
La España del vino, el aceite y el motor "tiembla" ante Trump (El Mundo)
Más de un 5%. Eso se juegan los productores españoles de hasta 18 sectores, que exportan por encima de ese listón a Estados Unidos. Aunque falta concreción en las medidas arancelarias y proteccionistas anunciadas esta semana por Donald Trump, si es posible saber quiénes están especialmente expuestos. Son los primeros españoles afectados por este golpe al orden comercial, que es como decir orden mundial. La guerra –eso es– arancelaria amenaza especialmente al campo español. A Estados Unidos se envía el 13,4% del aceite –primer destino–, el 11% del vino o el 5,3% de los lácteos o huevos. También la industria sanitaria, los bienes de equipo o el automóvil, especialmente quienes producen componentes, están alarmados.
La guerra comercial vista desde España (por Raymond Torres, El País)
"...Un análisis superficial (y engañoso) apuntaría a un impacto limitado: las exportaciones hacia EE UU rondan el 1,1% del PIB, de modo que la aplicación de un arancel del 20% solo provocaría una leve desaceleración de una economía española hasta ahora boyante. La comparación con los aranceles impuestos al sector agrícola español en 2018 durante el primer mandato de Donald Trump avalaría esta visión optimista: entonces las ventas en EE UU cayeron, sin desaparecer, y en un par de años se compensaron con el acceso a nuevos mercados, conforme al llamado “efecto desvío”. En esta ocasión las cosas son más complicadas. En primer lugar, porque muchas empresas no exportan directamente a EE UU, pero sí aportan suministros a la industria exportadora europea, caso, por ejemplo, del sector de componentes del automóvil. Por tanto, el impacto de las restricciones comerciales es mayor de lo que aparece a primera vista...La historia económica muestra que cuando EE UU se enfría, el resto del mundo estornuda ante la rapidez con que los capitales se mueven a través del planeta. Las incertidumbres transatlánticas pesarán en nuestra inversión empresarial, la variable más sensible a los cambios de percepción. Recordemos que la inversión en bienes de equipo guarda una relación estrecha con las exportaciones. En todo caso, no es buena señal que el miedo se apodere de los mercados, con una huida hacia activos seguros como el oro, el franco suizo o los bonos públicos..."
Trump sacude el tablero del comercio global (El Correo, Diario Vasco)
El presidente de Estados Unidos impondrá aranceles de cerca del 20% a dos aliados históricos del país norteamericano como son Japón e Israel. Qué decir de otras regiones con las que las fricciones son más evidentes, como China (34% de gravamen) o varios países del sudeste asiático (por encima del 40%) con los que tiene su particular batalla por los productos ‘low cost’ y tecnológicos importados por valor de miles de millones para el consumo de los norteamericanos. Desde ayer, la Casa Blanca impone un gravamen generalizado del 10% a todas las economías y el próximo miércoles, día 9, entran en vigor los ‘recíprocos’, entre los que se incluye el 20% de tasa extra a todas las importaciones procedentes de la UE. Es un cambio de paradigma con consecuencias de tal magnitud que ya hay incluso voces internas que tratan de frenar esta deriva proteccionista que acarreará nefastas consecuencias económicas, al menos a corto plazo. Los análisis aún son tentativos, pero los datos recabados por ‘Bloomberg’ apuntan a casi un punto de contracción del crecimiento mundial este año, medio punto más de inflación y acabar con más de 300.000 empleos a tiempo completo en las economías desarrolladas. Las estimaciones podrán ir a más muy pronto ya que en estas cuentas no está incluida la decisión de China de aplicar a todas las importaciones de EE UU otro arancel del 34% como el anunciado el pasado viernes. Paul Diggle, economista jefe de Aberdeen, indica que el impacto neto sobre la economía estadounidense será estanflacionaria, es decir, se vivirá un episodio de alta inflación con un estancamiento de la economía, con tasas de crecimiento del PIB bajas o incluso negativas. «El impacto sobre el crecimiento y la inflación puede depender del carácter temporal o permanente de los aranceles, del margen de maniobra de las empresas para absorber las subidas de precios en sus márgenes, de la evolución de las divisas y de la reacción de los mercados financieros, entre otros factores», señala el economista.
El órdago de Trump coloca al mundo en riesgo de recesión (El País)
El mundo, que ha visto evaporarse billones de dólares en un par de días, afronta el riesgo de una recesión global tras la imposición de los aranceles más altos en un siglo por parte de EE UU. Su presidente, Donald Trump, llevaba cuatro décadas obsesionado con que los demás países les estafan y ahora ha decidido dar un manotazo a la globalización. Está por ver hasta dónde está dispuesto a negociar con rivales como la UE y cuán impermeable será al hundimiento de los mercados o al rechazo que ya se atisba entre los suyos y se vio ayer en las calles. El mundo se derrumba y Donald Trump juega al golf. El viernes, un teórico día laborable, mientras las Bolsas del mundo se hundían, el presidente de Estados Unidos acudió temprano a su club de golf de West Palm Beach y pasó allí la mayor parte del día. El largo fin de semana del mandatario llegó tras declarar la guerra comercial al mundo con los aranceles más altos en al menos un siglo. El órdago de Trump tiene implicaciones profundas difíciles de anticipar por completo, pues simultáneamente pone patas arriba el orden económico global y supone un nuevo manotazo en el tablero geopolítico. Al tiempo, y al menos de momento, es una ruina. Billones de dólares de riqueza se han evaporado en un par de días y un mundo ya más pobre afronta el riesgo de una recesión global. Trump es un fervoroso creyente en las supuestas bondades de los aranceles, “la palabra más bonita del diccionario”, y lleva cuatro décadas obsesionado con que los demás países “estafan” a EE UU. Lo recordó el miércoles en la Rosaleda de la Casa Blanca.
Todos contra el dólar (El País)
El deseo de Trump de una divisa débil para reindustrializar EE UU pone en alerta a los mercados por el impacto que tendría que dejase de ser la moneda de reserva global. El dólar no ha escapado a la fuerte volatilidad que viven los mercados financieros este año, sobre todo tras la toma de posesión del nuevo presidente de EE UU, Donald Trump, el pasado mes de enero. Ese mismo mes el euro llegó a bajar hasta 1,02 dólares en días que se hablaba de la paridad entre ambas divisas, pero la moneda comunitaria logró remontar con fuerza a mediados de marzo hasta los 1,094 dólares. La puntilla llegó con el anuncio esta semana de la política arancelaria de EE UU: la divisa cotiza a 1,10 dólares por euro y desde enero se deprecia un 6,25% frente a su rival. Detrás de estas fuertes oscilaciones están la guerra comercial anunciada por Trump, las expectativas de una desaceleración en el crecimiento de EE UU y también el anuncio por parte de Alemania y demás países europeos de un gasto público excepcional para el rearme de Europa que se ha plasmado en una subida de la rentabilidad del bono alemán a 10 años hasta el 2,73%, frente al 2,35% con el que comenzaba el año. Mayores aranceles suponen más inflación en EE UU y, por tanto, tipos más altos. En ese contexto, Europa tendrá que ser más atractiva para los inversores mundiales si quiere financiar el coste del rearme también con tasas más elevadas. Las divisas desempeñan aquí un papel importante y como ocurre en este complicado ejercicio no faltan las contradicciones. “Debemos estar preparados para una política de dólar débil. Si no hay recesión, la imposición de barreras comerciales debería llevar a EE UU a sufrir una inflación algo más alta y a tipos más elevados, fortaleciendo el dólar. Ese no ha sido el caso hasta ahora porque el mercado está descontando una abrupta desaceleración del crecimiento. Si el dólar volviese a fortalecerse, seguramente veamos a Trump lanzar mensajes para intentar debilitar su divisa”, explica Ignacio Dolz de Espejo, director de Soluciones de Inversión de Mutuactivos.
Los estadounidenses disparan las compras al prever una subida de precios (El Correo)
Ningún analista de Wall Street contaba ayer con que la caótica tabla de aranceles que mostró el miércoles el presidente Donald Trump llegue a establecerse, pero en las zonas comerciales de cada ciudad estadounidense, los ciudadanos prefieren no arriesgarse. Y ahí, en el pánico generalizado, está la vulnerabilidad de la estrategia, que el mandatario combate con una dosis de triunfalismo acorde a su realidad paralela. «¡Esto está funcionando, aguantad, no podemos perder!», se felicitaba el viernes pese a la debacle bursátil. El presidente se prepara para aguantar el temporal, que está seguro amainará en cuanto los diferentes países se plieguen ante sus demandas y levanten por completo todos los aranceles en pie, como ha hecho preventivamente Israel. Otros, como India y Vietnam, han anunciado sus intenciones de reducir aranceles como gesto de buena voluntad, y algunos más, como México, han dejado claro que no entrarán en la guerra comercial y están listos para la negociación. Toca hacer acopio de bienes antes de que suban los precios, pero en la maraña del comercio global, los consumidores están perdidos. En las tiendas de Lululemon, una marca de ropa deportiva canadiense de culto que en realidad vende un estilo de vida, los clientes intentaban atrapar en cada sudadera de 150 dólares lo que podría ser su última oportunidad de poseer ese futuro de bienestar con el que se identifica la marca. En los mercados, sin embargo, sus acciones subían el viernes un 7%, después de la abrupta caída del jueves. La razón, buena parte de sus prendas están fabricadas en Vietnam, a cuyo secretario general del Partido Comunista, To Lam, Trump agradeció ese día su disposición a «recortar los aranceles a CERO» si llegan a un acuerdo, escribió en Truth Social. Algo que a su juicio ocurrirá «en un futuro próximo».
Esteban empieza a moldear su PNV (El Correo)
Aitor Esteban no ha querido perder el tiempo tras hacerse con el timón del Euzkadi buru batzar. Una semana después de haber tomado el mando del partido en el Atano III de San Sebastián, el nuevo presidente del PNV no ha realizado grandes volantazos, pero sí ha hecho gestos significativos que empiezan a esbozar por dónde discurrirá su hoja de ruta. En todos los frentes. Tanto en el externo como en el interno. De puertas para fuera, el principal mensaje se lo ha llevado EH Bildu. La reforma del autogobierno es factible, e incluso deseable, pero no hay prisas. Nada de pisar el acelerador. Hacia dentro el objetivo es claro: cerrar heridas y recuperar la ilusión.
«Nadie quiere un proceso independentista conflictivo que reduzca el bienestar social» (Diario Vasco)
Pello Otxandiano, portavoz de EH Bildu, defiende el derecho a decidir, pero asume que «nadie quiere un proceso independentista que reduzca el bienestar social» . "Hay que tener en cuenta lo que evoca la palabra independencia a la ciudadanía cuando venimos del proceso catalán. Nadie quiere un proceso conflictivo que le suponga una pérdida de su bienestar social. Pero si se plantea la posibilidad de que la soberanía pueda resultar en mayores cotas de bienestar y de reconocimiento de derechos, ahí el resultado de las encuestas cambian radicalmente. EH Bildu está demostrándose una fuerza política capaz de plantear soluciones a los problemas sociales. La izquierda soberanista ha ganado atractivo, en particular la vasca, porque está sabiendo corresponsabilizarse con el momento más allá de su proyecto nacional...– ¿Van a hacer autocrítica sobre el pasado de ETA para propiciar un futuro gobierno en Euskadi con el PSE? – No creo que este sea el elemento que obstaculiza la política de alianzas en el país...Las contradicciones internas por los parques eólicos no es una cuestión que le repercuta exclusivamente a EH Bildu, porque en Orozko, donde el alcalde es del PNV, ha pasado lo mismo. Lo que está sucediendo es que estamos frente a un despliegue de energías renovables absolutamente desordenado. Hay más de 130 proyectos en tramitación y se sabe que la gran mayoría no se va a ejecutar. Eso lo dijo el propio consejero...– ¿Son preocupantes para Euskadi los aranceles que ha anunciado Donald Trump?– Sí, pero no sé hasta qué punto. Una cosa son las declaraciones de Donald Trump y otra es el efecto concreto y material de esas políticas. Yo creo que hay mucha propaganda. No se sabe muy bien cuál es la intencionalidad última de esa administración, porque lo anunciado tiene un efecto negativo también en la economía estadounidense. El problema es qué capacidad política puede tener la administración pública vasca ante esa realidad. Pues prácticamente nula...– ¿Qué impresión les han dejado las últimas reuniones que han mantenido con la patronal?– Hemos puesto en agenda diferentes debates. Mientras Confebask habla del absentismo laboral, nosotros lo hacemos del SMI. Les hemos pedido que se sienten a negociar. Si queremos servicios públicos de calidad, dar una solución positiva al problema de vivienda y una economía industrial arraigada en el territorio tenemos que hablar y tener una visión de país".
Las empresas se ponen quisquillosas con el teletrabajo (El País)
Su preocupación es dejar claro que el teletrabajo no es un derecho escrito en piedra; tampoco se consolida con el paso de los años. De forma que, si los primeros acuerdos de teletrabajo pasaban de puntillas por detalles como el horario, el control, el domicilio o la potencial reversibilidad, el escenario ahora es bien distinto. Fuentes jurídicas confirman que cada vez son más comunes las cláusulas de reversibilidad, más extensas y detalladas. Los empresarios no escatiman en tinta para atar en corto a sus trabajadores. “Es más frecuente que las empresas opten por incluir acuerdos respecto al régimen de teletrabajo en el que especifican con claridad que es reversible”, corrobora Sergio Maldonado, abogado laboralista del Colectivo Ronda. “Las condiciones de los acuerdos de teletrabajo se van endureciendo progresivamente y detallando cada vez más”, confirma el letrado. La Ley 10/2021, de Trabajo a Distancia, ya deja cristalino que el teletrabajo tiene carácter reversible. No obstante, estas cláusulas de marcha atrás dan tranquilidad a los empresarios al funcionar como una especie de salvavidas. De forma que, si el conflicto estalla, el empresario puede alegar que el trabajo en remoto “no era un derecho adquirido sino una concesión organizativa”.
Europa desconfía del diálogo EE UU-Rusia y teme que Trump no controle ya los tiempos (El Correo)
La comunidad internacional duda sobre la fiabilidad de las conversaciones entre Washington y Moscú para alcanzar un alto el fuego absoluto y duradero en Ucrania. La insistencia con que la UE y los aliados de la OTAN reunidos en Bruselas –entre ellos, Alemania, España, Francia, el Reino Unido o Polonia– exigieron este jueves y viernes pasados al secretario de Estado, Marco Rubio, que la Casa Blanca ponga fecha al Kremlin para pronunciarse sobre la paz no es casual. Las negociaciones discurren entre evasivas y falta de información mientras las dos treguas parciales de buena voluntad que Estados Unidos pactó con ambos bandos –infraestructuras energéticas y navegación en el mar Negro– no funcionan. En medios occidentales existe además una creciente sensación de que el bregado equipo negociador ruso, con el veterano ministro de Exteriores Serguéi Lavrov al frente y escoltado por un halcón de la economía y la geopolítica como Kirill Dmítriev, director del Fondo Nacional de Inversiones, tiene un control de los tiempos del que Donald Trump carece. Ucrania sostiene que Moscú solo busca dilatar el proceso para continuar obteniendo ganancias militares y consolidar su papel como la parte victoriosa, fuerte, en una posterior negociación. Un buen número de países de la OTAN comparte esa idea, y la de que Putin quiere aprovechar el diálogo para salir en paralelo del ostracismo internacional.