20200319

En pleno aluvión de cierres temporales de empresas y ante la posibilidad de que la crisis del coronavirus termine llevándose por delante y de manera irreversible cientos de compañías y sus empleos, la patronal vasca, Confebask, urgió ayer la consecución de una suerte de gran «pacto social» para, desde la premisa de velar por la seguridad y la salud de los trabajadores, intentar mantener un mínimo de actividad que evite un caos en el sistema productivo. Sin embargo, ELA y LAB defendieron cerrar las fábricas al entender que la industria «no es un sector esencial» de la economía. El Gobierno Vasco también reclama que la «llama» de las fabricas siga encendida y evitar un colapso total, y busca equipos de protección. Ver más en Confebask.

En la vertiente económica de la crisis del coronavirus el Gobierno vasco está poniendo especial empeño en que la actividad industrial de Euskadi no se pare del todo ante el temor de que, una vez superada la pandemia, volver a arrancar el motor productivo de la comunidad autónoma sería mucho más costoso que si se le puede mantener un mínimo pálpito. Un planteamiento que coincide con el también expresado por la patronal vasca Confebask. Ayer en un comunicado conjunto con las asociaciones territoriales que la integran (Cebek, Sea y Adegi), valoró positivamente las medidas aprobadas por las administraciones forales, autonómica y central para hacer frente al impacto económico de esta crisis, aunque advertía que serán «insuficientes» si no se pacta entre los agentes sociales «el mantenimiento del mayor nivel posible de actividad» en las empresas, garantizando siempre la salud y seguridad laboral de todas las personas. Según los empresarios, un cese completo de actividades industriales «sólo contribuiría a agravar de manera impredecible las consecuencias económicas y de empleo de esta situación».

Ayer comenzó la esperada avalancha, tras la publicación en el Boletín Oficial de Estado (BOE) de sus nuevas condiciones. El departamento de Trabajo del Gobierno vasco comunicó que había recibido 552 expedientes que afectan a 9.222 trabajadores. Pero es solo la primera gota de la marea que viene. Lo que pasa es que tardará en tramitarse porque hay dudas y muchísima documentación que recabar para presentar los expedientes como de fuerza mayor. El gran debate que había ayer en los despachos de abogados era cómo presentar los expedientes para que se consideren de fuerza mayor. En el caso de que no se logre ese reconocimiento de fuerza mayor, la cosa se alarga y no hay bonificación en las cuotas a la Seguridad Social para la parte empresarial. Para los trabajadores no hay diferencia: cobrarán el paro. Lo que ocurre es que el decreto limita los supuestos para alegar fuerza mayor y pide bastante documentación para justificarla. 

ITP Aero, Aciturri y Aernnova, los proveedores de primer nivel del sector aeronáutico nacional, han detenido la actividad en sus instalaciones por la crisis del coronavirus y tras la decisión de Airbus de cesar la producción durante cuatro días en España y Francia. Las tres empresas son, junto al fabricante europeo de aviones, la punta de lanza de la industria aeronáutica española, que emplea a unas 57.000 personas de forma directa e ingresa más de 9.000 millones de euros al año, según la patronal Tedae. El fabricante vasco de motores ITP Aero, propiedad desde hace tres años de Rolls-Royce, anunció ayer la suspensión de su actividad en todas sus plantas hasta el lunes 23 de marzo. La empresa, que emplea a más de 3.800 personas en todo el mundo y tiene centros de operaciones en Euskadi, Madrid, Sevilla y Albacete, aprovechará estos días para implementar medidas de seguridad sanitaria en sus centros.

La dirección y los sindicatos de Michelin comenzarán a negociar de manera inmediata el procedimiento colectivo de suspensión de contratos de trabajo para las plantas de Vitoria, Lasarte, Valladolid y Aranda de Duero, más de 7.000 trabajadores en total. La compañía fabricante de neumáticos ha propuesto un ERTE pero no por fuerza mayor como los que están planteando ya muchas empresa a raíz la pandemia del Covid-19. En este caso, el expediente temporal se fundamenta en «causas productivas y organizativas derivadas de las pérdidas de actividad como consecuencia» de la crisis mundial por coronavirus. Michelin deberá por lo tanto acordar el ERTE con los representantes de la plantilla, pero si la negociación finaliza con éxito se garantiza su aplicación. «Y no se expone a que, como está sucediendo en algunas empresas, la Inspección de Trabajo no lo apruebe». 

La Diputación foral de Álava aprobó ayer su decreto de aplazamientos en materia de pago de impuestos para ciudadanos y empresas, con ligeros cambios y matices distintos a la que ha puesto en marcha Bizkaia y que el consejo de Gobierno autorizó el martes. Aunque en síntesis el objetivo es el mismo –flexibilizar los plazos de pago de los impuestos en los próximos meses para ayudar a la tesorería de autónomos y pequeñas empresas– Bizkaia y Álava han optado por regulaciones distintas. Gipuzkoa tiene ahora en estudio las suyas. Entre los elementos comunes, Álava y Bizkaia han decidido no recaudar los pagos fraccionados de los autónomos correspondientes a los seis primeros meses del año.

Las 45 páginas del decreto que incluye las medidas económicas aprobadas por el Gobierno para amortiguar los efectos del coronavirus incluyen tal cantidad de requisitos que es necesario aclarar no solo en qué consisten esos planes, sino quién puede beneficiarse. El plan de choque del Gobierno incluye limitaciones en cada una de las ayudas, que conviene conocer para evitar sorpresas. 

La crisis del coronavirus ha trastocado la forma de convivir y de trabajar. Desde que el pasado sábado se decretase el estado de alarma, las vías públicas permanecen casi vacías. El Gobierno, además, insta al teletrabajo, para reducir los contagios. A pesar de ello en algunas empresas, sobre todo las más pequeñas, asesorías, consultorías, despachos jurídicos y otros pequeños establecimientos, mantienen el régimen de asistencia.

El volumen de negocio que genera el motor representa el 7% del PIB de Europa. Casi 14 millones de personas trabajan para el sector. Renault España aplica un ERTE a sus más de 11.000 empleados. Complementará la prestación por desempleo de hasta el 85% del sal. La fuerte expansión del coronavirus por países como Italia y España en los últimos días ha obligado a casi una decena de fabricantes a cerrar temporalmente sus factorías de toda Europa con el fin de frenar su propagación. Toyota, BMW, Fiat Chrysler Automobiles (FCA), Volkswagen, PSA, Ford, Renault, Daimler y Nissan han anunciado ya que interrumpen su actividad durante semanas e incluso de manera indefinida. Las compañías están pendientes de las distintas medidas que tomen cada Gobierno y aplicando una oleada de despidos temporales para poder hacer frente a la situación.

A principios de enero, los principales temores de los mercados pivotaban en torno a las tensiones comerciales entre EEUU y China, el nuevo encaje de las relaciones entre la UE y Reino Unido tras su prolongado y agónico divorcio y el miedo a que el asesinato del general iraní Qasem Soleimani a manos de EEUU desatará una espiral de tensión entre ambas potencias nucleares. Hoy, esos problemas han quedado sepultados bajo el rodillo del coronavirus y la gran preocupación es evitar que la recesión hacia la que se encamina el mundo arrastrado por la pandemia y que Deutsche Bank anticipa como la contracción más brutal “desde al menos la Segunda Guerra Mundial”, se convierta en una depresión. El mayor banco de Alemania dibujó ayer un panorama desolador a corto y medio plazo, al vaticinar que el PIB de la zona euro podría contraerse cerca de un 24% en el segundo trimestre. 

Europa y Estados Unidos quieren vencer al coronavirus como sea. Para ello, preparan una colosal operación de movilización de fondos como pocas veces ha visto la historia. A Europa le ha fallado la unión. Cada Gobierno ha salido por su cuenta. Pero, según calcula la Comisión, los Veintisiete van a enchufar un total de 1,6 billones de euros en liquidez y 150.000 millones en medidas fiscales. El Reino Unido prepara una línea de crédito de 360.000 millones. En EE UU, Trump quiere movilizar un billón de dólares (920.000 millones de euros). Gran parte irá directo al bolsillo de los ciudadanos. Europa no ha sido capaz de dar una respuesta a la crisis centralizada desde Bruselas, pero los socios de la UE están lanzando casi al unísono medidas de liquidez que la Comisión estima que suman alrededor de 1,6 billones euros y medidas fiscales por unos 150.000 millones. 

En medio de una creciente preocupación por la respuesta de los mercados a la crisis del coronavirus, que amenaza con reabrir heridas que parecían cerradas, con las primas de riesgo del Sur subiendo de forma preocupante, el organismo reaccionó a la grande. Un Consejo de Gobierno de urgencia reunido anoche dio luz verde a un plan de compra de 750.000 millones de euros en activos públicos y privados. Importa por la cantidad y por una flexibilidad que abre la puerta a beneficiar a los países con más problemas. Los Gobiernos se aseguran así financiación para sus planes de estímulo.

Los precios del petróleo ya se sitúan en mínimos que no se veían desde 2002. Esto es, vuelven a una época en la que la cotización todavía no se había visto disparada por la guerra de Irak y los ataques de la insurgencia a los pozos de crudo, ni quedaba impulsada por varios años de expansión monetaria, ni tampoco China era todavía la segunda potencia económica del mundo. El barril del Brent llegó a caer ayer un 13%, hundiéndose por debajo de los 25 dólares. Esto es, una caída acumulada del 64% desde los primeros días del año. Y también el barril de Texas se hundió hasta los 22 dólares, el nivel más bajo desde principios de siglo. La caída viene provocada por el desplome de la demanda internacional motivada por la extensión del coronavirus y las medidas para prevenirlo por cada vez más países. 

«Los datos siguen dando muestras de la gravedad y de la excepcionalidad de la situación». Mikel Sánchez no se andaba ayer con medias tintas. El director de Planificación de Osakidetza fue el encargado de realizar el balance de la epidemia en Euskadi y la papeleta no era sencilla. En apenas una jornada el País Vasco había identificado 208 nuevos contagios más. Ya son cerca de un millar de infectados (973) y 40 muertes, las cuatro útimas registradas en las pasadas 24 horas. Dos en Bizkaia y otras dos en Álava.

Seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) va a acarrear un incremento «sustancial» de los positivos en toda España. Así lo reconocía ayer Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. La decisión de ampliar a todos los casos la realización de la prueba del Covid19, independientemente de su gravedad, ya se ha comenzado a ver en Euskadi. En las últimas 24 horas se han efectuado 557 analíticas, un 50% más que el día anterior, según destacó el director de Planificación de Osakidetza, Mikel Sánchez. El resultado fueron 208 nuevos positivos, la mayor cifra hasta la fecha. 

«El sol siempre sale después de la lluvia». Según la agencia de noticias oficial Xinhua, eso es lo que el presidente de China, Xi Jinping, le dijo por teléfono a Pedro Sánchez. Y, sin duda, las estadísticas le dan la razón: ayer, por primera vez desde que estalló la epidemia del coronavirus, China registró un único contagio local. Aunque en un principio ‘El Diario del Pueblo’ avanzó que esa cifra había caído por fin a cero, finalmente se confirmó que un comerciante de verduras había dado positivo en una clínica de Wuhan.

“Las vacunas que hay en marcha están en sus primeras fases. Algunas son prometedoras, pero tienen que ser eficaces y seguras y tener capacidad de producción suficiente para las necesidades globales, así que será un periodo largo”, advirtió ayer Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias sanitarias. Las dos vacunas que están más avanzadas son las que están desarrollando China y Estados Unidos. Los expertos advierten de que se necesita al menos un año para hallar una solución que frene la epidemia y que pueda estar disponible para un uso generalizado.