20170312

A la espera de la última escenificación –la segunda ronda de negociaciones a la que el consejero Pedro Azpiazu ha convocado mañana y pasado a los tres grupos de la oposición–, el PP prepara ya su particular ‘minuto de gloria’ de este arranque de la legislatura, el que le confirmará como socio presupuestario del Gabinete PNV-PSE, salvo sorpresa mayúscula. La formación de Alfonso Alonso ha ido construyendo su relato, sencillo pero efectivo, para justificar el respaldo a las Cuentas vascas para 2017: se trataría de forzar al Gobierno a elegir entre las «subidas de impuestos» a que le aboca la «extrema izquierda» o apostar por la estabilidad y la moderación y decantarse por políticas que no penalicen ni a las clases medias ni a las empresas. «No estamos por seguir subiendo los impuestos a la gente y queremos que el Gobierno lo asuma también», apuntan fuentes populares.

La duración media de los procesos negociadores de los convenios colectivos sectoriales negociados en Euskadi vigentes en 2016 fue de 526 días (17 meses y medio), lo que supone un descenso de noventa días sobre la duración media de los procesos negociadores de los convenios vigentes en 2015. Los procesos negociadores siguen siendo muy largos y continúan lejos de la media de 260 días (8 meses y 20 días) que se produjo en 2010, o las de menos de 250 días de los años anteriores a la crisis, según recoge el último informe del Consejo vasco de Relaciones Laborales relativo al 2016.

Ignacio Fernández Toxo, secretario general de CC OO, anunció ayer que no optará a un nuevo mandato y situó al líder del sindicato en Euskadi como su sucesor. Durante los últimos tiempos la central ha llevado a cabo un proceso de reflexión y consultas en los distintos ámbitos territoriales que ha terminado con todas las bendiciones para Unai Sordo. Lo refleja la votación que tuvo lugar ayer en la reunión extraordinaria del Consejo Confederal del principal sindicato de España (con más de 900.000 afiliados): la candidatura del dirigente vasco ha sido aprobada con 117 votos a favor, ninguno en contra y seis abstenciones. Y estas últimas, según dirigentes que han estado presentes en el cónclave, celebrado en Madrid, suponen más un cuestionamiento de las formas que del fondo. Nunca un candidato había concitado tantas adhesiones.

La decidida apuesta del Consejo Confederal de CC OO, su máximo órgano de dirección, por Unai Sordo como la persona que tiene que sustituir a Ignacio Fernández Toxo al frente del principal sindicato de España «deja un vacío en Euskadi que nos obligará a replantear la situación». Pero, al mismo tiempo, la candidatura del actual secretario general de Comisiones Obreras en el País Vasco «nos tiene que servir de espaldarazo para recuperar peso» en la comunidad –ahora es la tercera fuerza sindical por detrás de ELA y también de LAB, que le supera por escaso porcentaje– y para «tener claro que, pese a esos resultados, se está haciendo un buen trabajo, como se ha visto ahora».

Los economistas Carl Benedikt Frey y Michael Osborne, de la Universidad de Oxford, advirtieron el año pasado que el 47% de las ocupaciones corre el riesgo de desaparecer bajo la dictadura tecnológica que impondrán los robots, una tesis que otros expertos y organismos como la OCDE rebaten —sólo están en peligro el 9%, según la organización—. A la vez, algunas investigaciones apoyan la llamada paradoja de Solow, que determina que las nuevas tecnologías no tienen efecto en la productividad porque necesitan unas inversiones que obedecen a unos criterios de rentabilidad demasiado elevados. En suma, el mundo puede estar viviendo una ilusión y, pese a todo, no es capaz de contener el pánico a que la tecnología aniquile el trabajo. Lo único en lo que coinciden la quincena de expertos consultados es que el trabajo se transforma. Y lo hace muy rápido.

A sólo tres semanas del plazo previsto para remitir el proyecto de Presupuestos a las Cortes, el Gobierno no ha logrado avales suficientes para asegurar su tramitación. El Ejecutivo prevé un «mayo explosivo» –según lo califican las fuentes cercanas a Mariano Rajoy– en el que coincidirán varios factores de riesgo. El primero, el decreto de la estiba, que no cuenta con garantías de ser convalidado, lo que supondría un tropezón «muy grave». Después llegaría la batalla para los Presupuestos, a los que el PNV no acaba de dar su apoyo, obligado para sortear las enmiendas a la totalidad. Y, por último, el factor Pedro Sánchez –las primarias socialistas–, que condiciona las relaciones con el PSOE y Ciudadanos.

Ante el ineluctable proceso de robotización, en el imaginario colectivo se abre amenazante un horizonte de una gran crisis de paro global. Sea justificado o no ese miedo, aumentan las voces que proponen regular el estatus de los robots e imponerles obligaciones contributivas propias para evitar una profundización de las desigualdades sociales.

El Viejo Continente se prepara para conmemorar el 60 aniversario de la firma de los Tratados de Roma que constituyeron el embrión comunitario y, sin embargo, pocas veces como ahora ha estado más en jaque la continuidad de la Unión Europea tal y como la conocemos. El enemigo está dentro. La posible nueva bancarrota de Grecia, el Brexit y el ascenso de los populismos al calor de la crisis y de la ola migratoria han configurado un contexto de inquietud que podría intensificarse en los próximos meses coincidiendo con la celebración de comicios cruciales en varios de los países miembros. Europa es la mayor amenaza para Europa, por encima incluso de las políticas a golpe de tuit que dicta Donald Trump desde Estados Unidos. Analistas y expertos llevan tiempo advirtiendo del impacto que la primavera política puede tener en la economía de los Veintiocho y en la moneda común y todos apuntan a un nombre: Marine Le Pen.

Los parques eólicos marinos (offshore) se convertirán en los próximos años en un elemento esencial para el suministro de energía.. Los analistas esperan que este mercado eclosione con crecimientos de doble dígito, pero antes el sector debe superar un problema: los altos costes de construcción y mantenimiento de los aerogeneradores. Y es precisamente este exigente mercado al que aspiran a liderar las empresas vascas. La fórmula escogida ha sido la constitución de Windbox, un consorcio con participación público-privada que permite a ocho compañías vascas presentar una oferta común y con un alto contenido tecnológico. La alianza está formada por dos fabricantes de aerogeneradores –Gamesa y Adwen– y seis empresas especializadas en componentes: Wec, Glual, Hine, Laulagun, Matz Erreka y Antec. La parte pública está representada por el clúster vasco de la Energía y el Ejecutivo autónomo (Spri). Además, en la alianza participa IK4-Tekniker.

Le ha correspondido una misión realmente complicada. Las rupturas, defender que tú y los tuyos se salen de un club al que han pertenecido durante varias décadas, siempre genera tensiones. Su misión, precisamente, ya no es explicar por qué abandonan –eso ya forma parte del pasado–, sino intentar que el proceso sea lo menos traumático posible y con pocos daños colaterales. Fiel a la filosofía práctica y comerciante de los anglosajones, Simon Manley, embajador británico en España desde 2013, defiende la necesidad de preservar los negocios y el libre comercio, más allá de las divergencias políticas. Buena parte de la semana que acaba de terminar la ha pasado en el País Vasco, en una misión institucional de promoción de Reino Unido.

Mariano Rajoy tiene dos anclas electorales sólidas y un rival histórico, el PSOE, en proceso de reconstrucción. La fidelidad del electorado del PP y la alta valoración por parte de sus votantes al modo en que ha gestionado la economía le permiten mantener la primera posición, con un respaldo del 31,2%, según el sondeo de Metroscopia elaborada para El País. Esos mismos votantes, sin embargo, suspenden al Gobierno por el modo en que ha afrontado los tres grandes temas políticos del momento: la corrupción, la inmigración y el desafío catalán.