20190630

Es un pequeño ejército para realizar sustituciones por vacaciones, refuerzos de personal y aumentos de carga de trabajo. No todos serán temporales: casi un 7,5% de los contratos se convertirán en indefinidos...En el País Vasco son alrededor de 50.000 personas de muy diferentes perfiles profesionales, según se deduce de un informe que sobre la contratación en Euskadi en verano, en los meses de julio y agosto, ha realizado el Servicio Vasco de Empleo (Lanbide) apoyándose en los datos del ejercicio pasado. La estructura económica vasca, donde la industria y los servicios asociados a ella tienen un peso muy significativo en el PIB, hacen que, a diferencia del resto de España, Euskadi no sea una gran generadora de empleo estival. «La industria necesita mantener unos niveles de calidad altos y también altos niveles de seguridad laboral, por lo que necesita personal cualificado. De ahí que las empresas no suelen recurrir de forma generalizada a contrataciones estivales para suplir vacaciones, sino que acostumbran a dimensionar sus plantillas. 

La exitosa fórmula que estrenó el pasado verano la planta de Mercedes Benz en la capital alavesa no se repetirá en este periodo estival. Entonces 200 jóvenes, estudiantes universitarios o de Formación Profesional, trabajaron entre junio y septiembre para cubrir las vacaciones de sus efectivos de plantilla. Se les denominó ‘holiday workers’ y el programa nacía con vocación de continuidad. Pero no se repetirá, al menos este año. Las caídas en la fabricación de vehículos en la principal industria vasca –ahora la cifra de producción se ha quedado en 148.000 unidades, pero a principios de año llegó a ser de 154.000– han obligado a la dirección a prescindir de la contratración de entre 200 y 300 jóvenes.Tampoco en la otra gran fábrica vasca, Michelin de Vitoria, los trabajadores de verano son habituales desde hace ya al menos cuatro años. 

La fabricación de vehículos suma ya 7 meses de caídas: «Es un milagro que no haya cierres»...¿Qué motivos están detrás de este descenso? Uno es la desacele­ración del mercado europeo y es­pañol, principales destinatarios de los vehículos hechos en España. Alemania es el único país que cre­ce en ventas de turismos, un 1,7%. En Francia el mercado está plano, mientras que Reino Unido e Italia ceden un 3% y un 3,8%, respecti­vamente; y en España, un 5, 1 %. Las ventas totales en Europa re­troceden un 2, 1 % y Acea, la asociación de fabricantes europeos, prevé una caída anual del 1 %. España cuenta con 13 plantas que ensamblan vehículos... El automóvil apor­ta un 10% al PIB cada ejercicio. También retrae la demanda el ruido político. «Hoy el cliente no sabe qué coche comprar"...La demonización del diésel ha provocado una caí­da drástica de sus ventas. De su­poner hace tres años más del 65% del total de las ventas, en 2019 no llegan al 30%. 

En Gipuzkoa hay todavía 8.000 afiliados menos a la Seguridad Social que antes de la recesión. El 63% de los negocios emprendidos por menores de 30 años en Euskadi no sobrepasa el año de vida. «La tarifa plana no ha servido para aumentar la actividad y sí para precarizar el empleo existente». Los ingresos de los trabajadores por cuenta propia tan solo superan en un 6,6% a los de antes de la crisis, frente al 10% de incremento para los empleados. Los autónomos han sufrido la crisis económica con mayor dureza que los trabajadores por cuenta ajena, como lo demuestra el hecho de que la actividad dentro de este colectivo se resintiera más que entre los empleados con nómina. La mayor caída de la afiliación a la Seguridad Social fue un hecho constatable y también lo es que mientras los asalariados han recuperado ya los niveles de cotización precrisis la situación sigue siendo bien distinta entre los trabajadores por cuenta propia.

Al igual que el número de plazas hoteleras, el volumen de turistas que pernocta en hoteles también se ha triplicado en tres décadas y se sitúa en 1,76 millones. Los negocios que en mayor o menor medida viven de aquellos que nos visitan tienen la maquinaria lista para un verano que si sigue la trayectoria de los meses previos será «muy bueno». Nada parece indicar lo contrario y todo apunta a que esta temporada estival volverá a hablarse de cifras récord, dado que entre enero y abril han pernoctado en Gipuzkoa casi un 39% más de turistas que en el mismo periodo de 2018, 336.857 en total. De hecho, según indican desde la Asociación de Hostelería de Gipuzkoa, el empleo en julio y agosto en el sector crece en Donostia un 9% sobre la media anual y concretamente es un 22% superior a los meses más flojos, como son enero y febrero. Sin embargo, y por el momento, la percepción de junio para ciertos establecimientos es que «hay mucho turista, pero consume menos».

Elena Estomba Presidenta de la asociación Hoteles de Gipuzkoa: «¿Por qué la gente no se enorgullece de la calidad de la hotelería como lo hace de la industria?».«Solo el 20% de los que vienen pernoctan en Donostia. No es correcto aplicarles una tasa». «La llegada de nuevos hoteles ha obligado al resto a actualizarse y eso es positivo». El sector del alojamiento en Gipuzkoa ha dado un vuelco en el ultimo lustro, lo que ha obligado a los hoteles más ‘veteranos’ a adaptarse a un «nuevo escenario». La presidenta de la asociación Hoteles de Gipuzkoa y directora del Hotel de Londres, Elena Estomba, tiene clara la apuesta por mantener la calidad del servicio para seguir atrayendo a un tipo de cliente «que valora lo que le ofrece esta ciudad», aunque no oculta cierta preocupación porque no todos los nuevos alojamientos compartan esa visión y opten por garantizar un alto nivel de ocupación a costa de bajar los precios y se abra así la puerta a un turista menos deseado. 

La conflictividad laboral crece con fuerza en Euskadi pese al contexto económico favorable, con huelgas de larga duración tanto a nivel sectorial como localizadas en empresas de distinto tamaño. Superada la crisis en el plano estadís­tico, muchas compañías siguen aferradas a la res­piración asistida. El alto endeudamiento o la caí­da de pedidos dibujan realidades que se pare­cen muy poco a lo que dicen los datos macroeconómicos. Pero el contexto general favorable anima a los trabajadores a reclamar lo que han perdido en los años de apreturas, unas reivin­dicaciones que en muchos casos se acaban topando con la negativa empresarial. 

La socialista Teresa Laespada repite en la Diputación al frente del área de Empleo, Inclusión Social e Igualdad. Una cartera en la que el diputado general, Unai Rementeria, ha delegado la gestión de uno de los proyectos estrella de la legislatura: un ambicioso plan de lucha contra el paro dotado con 10 millones de euros y enfocado a los 64.000 desempleados del territorio:"El empleo es el elemento cohesionador número uno para las políticas sociales hoy en día. Nos da autonomía, independencia, capacidad de decisión. Y mientras siga estructurando nuestra vida tenemos que hacer políticas en ese sentido. La sociedad está cambiando y el empleo va a cambiar. El reto es que la ciudadanía se adapte. Tenemos 64.000 vizcaínos que necesitan trabajar y hay que prepararles". 

El gerente de Okobio reconoce que «la empresa ha salido adelante gracias a que he tenido suerte a la hora de seleccionar al personal». Okobio es una empresa que únicamente se dedica a la reparación. «No nos planteamos dedicarnos a la fabricación de bombas de vacío y centrífugas». Su fundador y gerente, Alberto Rozas, lo tiene claro. En la empresa de Belauntza se sienten cómodos en este nicho: "nos hemos dado cuenta de que todo el mundo fabrica, pero nadie repara, por lo que hemos encontrado un valor diferencial con respecto al resto de empresas. Somos un poco molestos para los fabricantes, porque ellos esperan que cuando una máquina se estropea se compre una nueva. Nosotros, en cambio, reparamos, y no a unos precios elevados" – Okobio es una empresa pequeña, ¿qué problemas genera esto?– "Cuesta más crecer y salir al exterior. Nosotros vendemos en Francia, Alemania e Italia, pero salir nos ha costado más de 20 años".

Asier Atutxa Socio responsable de PWC en el País Vasco y Navarra Cree que no hay que fijarse en la propiedad de las empresas sino en dónde ubican su centro de decisión. Acaba de asumir la responsabilidad de dirigir PWC en el País Vasco y Navarra, en lo que todo el mundo ha interpretado como una apuesta muy personal del presidente de la firma en España. Asier Atutxa tiene ahora, desde la planta 11 de la Torre Iberdrola, una atalaya envidiable para conocer el pulso de la economía y de la empresa vasca. Una de cal y otra de arena. Es optimista, pero cree que se pueden hacer muchas más cosas. Utilizar la capacidad que da el Concierto Económico, una de ellas.

Las familias españolas gastan por encima de sus posibilidades. Con una economía en la que el paro alcanza el 15% y en la que el salario medio declarado ronda los 25.000 euros, sus huchas se vacían. La tasa de ahorro (equivalente a la renta menos el consumo y la inversión) de los hogares cerró 2018 en el 4,9% de su renta disponible, marcando el mínimo histórico de una serie que arranca en 1964. “Ese mínimo no se había registrado ni siquiera durante el boom inmobiliario”, señalaba el director de estudios del Banco de España, Óscar Arce, la pasada semana. España se desmarca, y no para bien, de las familias de la eurozona, que ahorran un 12,1% de sus ingresos, un 60% más.

Tecnología punta, reciclaje y vuelta a los elementos naturales, como la madera, claves en el futuro de la edificación. Casas impresas, ventanas que convierten la luz del sol en electricidad, paredes que al tocarlas encienden electrodomésticos, madera traslúcida, pintura que absorbe la contaminación o cemento luminiscente son la prueba de que el ladrillo, la plomada y la paleta han sido superados por la inventiva del hombre. La ciencia de la construcción experimenta una revolución imparable, pero el reto de la humanidad ya no es, como fue durante siglos, levantar edificios cada vez más altos, fuertes y duraderos, sino hacerlos en armonía con la Tierra en la que hunden sus cimientos. Producir materiales que no dañen el medio ambiente o, incluso, que ayuden a limpiarlo, son los nuevos objetivos. Y en esa búsqueda del respeto al planeta a través de la innovación tecnológica, muchos ojos se vuelven hacia el pasado, hacia materiales sencillos que la naturaleza ha estado prestando durante milenios. 

Bandera blanca. China y Estados Unidos han pactado una tregua en su guerra comercial, que amenazaba con arrastrar a la economía global, en la esperadísima reunión entre los presidentes Donald Trump y Xi Jinping en la cumbre del G20 en Osaka (Japón). Ambos acordaron reanudar las conversaciones comerciales, interrumpidas desde mayo. En ese marco EE UU ha aplazado de forma indefinida la amenaza de nuevos aranceles sobre las importaciones chinas y permitirá a sus empresas vender componentes a la tecnológica china Huawei. A cambio, China comprará más bienes agrícolas estadounidenses. El respiro permite una pausa en una guerra comercial que se ha extendido también al área tecnológica y que amenazaba con interrumpir las delicadas cadenas de suministro globales, había intensificado las tensiones —el G20 aludió a ellas en su comunicado final— y había creado un fuerte nerviosismo en los mercados mundiales.“Estamos de nuevo en el buen camino”, declaró Trump tras una reunión que comenzó media hora después de lo previsto y duró 80 minutos. “Ha sido una muy, muy buena reunión, mejor de lo esperado”, puntualizó el neoyorquino.

Los países del G20, salvo Estados Unidos, han ratificado su compromiso en la lucha contra el cambio climático en el texto de la declaración final de la cumbre anual que se ha celebrado en Osaka (Japón). Para las delegaciones europeas, que unieron fuerzas hasta el último minuto para forzar una declaración nítida en este asunto, ha sido muy importante que el presidente estadounidense, Donald Trump, no haya sido capaz de convencer a otros líderes de que se sumen a su escepticismo sobre el acuerdo de París, como pretendía.La Unión Europea temía que Turquía, Arabia Saudí e incluso Brasil, bajo el mandato de Jair Bolsonaro, pudiera sumarse a las tesis de Trump. “La noche de las negociaciones fue difícil”, dijo ayer por la mañana una fuente diplomática, que mencionó “una posición muy dura” de los negociadores de Estados Unidos.

El frenazo mundial y el déficit de las familias anuncian tiempos más convulsos...En apariencia, la economía española se muestra inmune al enfriamiento de la economía global, tanto por la pujanza del consumo de las familias y de la inversión, como por la expansión del gasto público. Los datos divulgados esta semana confirman que el PIB creció un 0,7% en el primer trimestre, y el indicador sintético de Funcas apunta a un avance del 0,5% en el segundo, que contrasta con el escaso 0,2% estimado para el conjunto de la zona euro...Sin embargo, aparecen movimientos convulsos que debilitan la expansión. En primer lugar, las familias están reanudando la senda del ahorro. La recuperación facilitó la realización de compras de bienes de consumo duradero que se habían pospuesto en la época de crisis, lo que explica la aparición de un déficit financiero en el sector de las familias. A medida que esa demanda embalsada desaparece, la tasa de ahorro empieza a repuntar. De confirmarse esta tendencia, el consumo de las familias debería moderarse durante los próximos trimestres.

David Yang, Director de la Fundación para la Seguridad Vial en EE UU. El centro que dirige trata de reducir las 100 muertes diarias que se producen de media en las carreteras estadounidenses. Es una referencia mundial en seguridad vial. Tras doctorarse en ingeniería en la Universidad Purdue (Indiana), trabajó para el Departamento de Transportes de Estados Unidos y la Administración Federal de Carreteras de dicho país. También ejerció como consultor en distintas firmas privadas. Desde octubre de 2016 es director general de la Fundación para la Seguridad Vial de la Asociación Americana del Automóvil (AAA). Creada en 1947, esta fundación investiga y contribuye, en materia de prevención, sobre un problema que provoca unas 100 muertes diarias en EE UU. "Las tecnologías ya disponibles en algunos automóviles están para ayudarnos, no para reemplazarnos. El riesgo es confiarnos demasiado. Estas tecnologías tienen aún límites. En estos momentos no hay un coche en el mercado completamente seguro".